En octubre de 2014 octubre pedimos permiso al dueño del edificio para llevarnos la tanka y nos lo dió.
Para esta fecha habíamos tenido dos reuniones para formalizar la compra del edificio y estábamos pendientes de que el dueño nos llamara para una tercera reunión.
El tiempo pasaba y el dueño no llamaba, los amigos empezamos a bromear y buscar otros edificios singulares para hacer el centro budista. Un amigo envió al chat común una foto de la Villa, bromeando sobre la belleza del edificio y lo lejos que estaba de nuestro alcance. Lo imposible empezó a volverse posible.